Jambo Bwana

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Hola chic@s hoy es la 2º vez que escribo esto porque la primera se me borró, pero bueno... Hoy será una especie de especial, habrá entrada doble la primera sobre la mitología, un tema que me encanta y la otra... bueno ya lo veréis.

Competición entre Atenea y Poseidón.

La poderosa Atenas debe su nombre a la diosa Atenea, protectora de la ciudad. La historia que no suele ser tan conocida es cómo eligió la ciudad a su deidad protectora.

El mito fundacional nos cuenta que cuando fundaron la polis decidieron que su nombre honrase al dios que la protegiera y hubo dos candidatos a hacerlo: Atenea y Poseidón. Para elegir a uno de ellos, los ciudadanos pidieron a los dioses un regalo, ellos escogerían el más útil.

Poseidón golpeó con su tridente una roca, de la que brotó una fuente (otras versiones dice que hizo surgir un espectacular caballo del mar), pero ésta era de agua salada.

Atenea, por el contrario, hizo brotar un olivo, del que se podía obtener aceite, madera y alimento.
Comparando los presente divinos, los ciudadanos consideraron más útil el olivo que la fuente salada (o el caballo, según las versiones) y a través de su rey, Copero, se encomendaron a Atenea, por lo que llamaron a su ciudad Atenas. En la parte más alta de la ciudad, en la Acrópolis, construyeron para ella en época clásica el conjunto de templos más hermoso de toda Grecia. La casa de la diosa, el Partenón(cuyo nombre viene de que albergaba la estatua de Atenea Parthenos, es decir, virgen) es considera el templo más importante de toda la arquitectura griega. Su frontón, que podéis ver en la primera imagen de este artículo, se decoró con estatuas que rememoraban esta competición entre dioses.



                                                                   Zeus
Zeus preside no sólo las manifestaciones celestes (provoca la lluvia y lanza el rayo y el relámpago), sino que, fundamentalmente, mantiene el orden y la justicia en el mundo. También es el encargado de purificar a los homicidas de la mancha de la sangre, vela por el mantenimiento de los juramentos y por el respeto de los deberes con los huéspedes; es garante del poder real y, en general ,de la jerarquía social, tanto en lo que se refiere a los hombres como en el seno de la sociedad de los dioses. El propio Zeus se halla sometido a los Hados, de los que es intérprete y a los cuales defiende contra las fantasías de los demás dioses. Consciente de su responsabilidad por las razones que hemos citado, es el único Dios que no se deja dominar por sus caprichos -a excepción de los amorosos-. Es el dispensador de bienes y males. 
Cabe decir que esta concepción de Zeus como potencia universal se ha desarrollado con los poemas homéricos y se ha asimilado, en los filósofos helenísticos, con la concepción de una Providencia única: Zeus, como el símbolo del Dios único que encarna el Cosmos. Nos hallamos, pues, en los límites de la mitología que se difuminan para pertenecer a la Teología y la historia de la Filosofía.
Zeus pertenece a la segunda generación divina, hijo del titán Crono y de Rea. Crono, que había sido advertido que uno de sus hijos lo destronaría, trataba de impedir la realización de esta amenaza devorando a sus hijos a medida que Rea iba pariendo. Sin embargo, al sexto, Rea dio de luz de noche y en secreto, y por la mañana llevó a Crono una piedra envuelta en pañales. Crono la devoró creyendo que era un niño. Zeus se salvó. Nació en Creta, o bien en Arcadia, según difieren las tradiciones. Su nodriza fue la ninfa -o la cabra- Amaltea, que le dio su leche. Se contaba que al morir esta cabra, Zeus cogió su piel como armadura (la égida). El niño también fue alimentado por la miel de las abejas del Ida, que la destilaron expresamente para él.
Cuando Zeus llegó a la edad adulta, quiso hacerse con el poder que detentaba Crono, y pidió consejo a Metis (la Prudencia); ésta le dio una droga gracias a la cual Crono vomitó los niños que había devorado y, con el apoyo de sus hermanos, Zeus atacó a Crono y a los titanes. La lucha duró diez años. Al final vencieron Zeus y los Olímpicos -los titanes fueron arrojados del cielo-. Los cíclopes dieron a Zeus el trueno y el rayo como recompensa por haberlos liberado del Tártaro, que estaban recluidos por orden de Crono. Una vez victoriosos, los dioses se repartieron el poder, echándolo a suertes: Zeus obtuvo el cielo, además de la preeminencia sobre el universo; Poseidón, el mar y Hades, el mundo subterráneo. Sin embargo, La Tierra estaba irritada al ver que sus hijos, los titanes, estaban encerrados en el Tártaro. Por eso, los Olímpicos tuvieron que luchar contra los gigantes, excitados contra ellos por la Tierra -la Gigantomaquia-. Finalmente, Zeus tuvo que acabar con Tifón, y fue el más duro de los combates.
Es larga la lista de uniones amorosas que tuvo Zeus. Cronológicamente, su primera esposa fue Metis que, para escapar a las asechanzas del dios, adoptó diferentes formas, aunque todo resultó vano. Rendida, concibió una hija, pero Gea predijo a Zeus que si Metis daba a luz una hija, ella engendraría luego un hijo que destronaría a su padre. Por eso Zeus se tragó a Metis y, cuando llegó la hora del parto, Prometeo -o Hefesto, según difieren las versiones- partió el cráneo a Zeus de un hachazo y salió la diosa Atenea, completamente armada.
Zeus se casó más tarde con Temis, una de las Titánides, y tuvo con ella varias hijas: las Estaciones (las Horas), y luego las Moiras, que son los agentes del Destino. También se unió con Dione, una de las titánides, y con ella engendró a Afrodita; De Eurínome, hija de Océano, engendró las Gracias, espíritus de la vegetación (Áglae, Eufrósine y Talía); de Mnemósine, otra titánide, que simboliza la Memoria, tuvo las Musas; finalmente con Leto engendró a Apolo y Ártemis. Del enlace sagrado con Hera, su propia hermana, y considerada como su esposa por excelencia, nacieron Hebe, Ilitía y Ares. Con Deméter, otra hermana, tuvo una hija, Perséfone.
Éstas son las uniones de Zeus con diosas, pero sus uniones pasajeras con mortales son innumerables: los Heráclidas descienden de la unión de Zeus y Alcmena; Aquiles y Áyax descienden de Zeus por la ninfa Egina, mientras que el antepasado de Agamenón y Menelao, Tántalo, pasaba por ser hijo de Zeus y de Pluto. Los cretenses se decían descendientes de Europa y de los tres hijos que había tenido de Zeus: Minos, Sarpedón y Radamantis; etcétera. 
Aunque los mitógrafos, sobre todo desde la época cristiana, justifiquen estas uniones como actos de libertinaje, los poetas y mitógrafos anteriores se esfuerzan por reconocer las razones profundas que llevaron al dios a dar hijos a las mortales: el nacimiento de Helena se explica con el fin de disminuir la población excesiva de Grecia y Asia provocando la Guerra de Troya; el nacimiento de Heracles tuvo por objeto suscitar un héroe capaz de librar a la tierra de monstruos maléficos... De hecho, muchas de esas uniones se habían desarrollado bajo formas animales u otras varias: con Europa, bajo la forma de un toro; con Leda, bajo la de un cisne; con Dánae, bajo la de una lluvia de oro...
Estas aventuras han expuesto con frecuencia a Zeus a la cólera de Hera. Según los antiguos, las metamorfosis del dios se explicaban como el deseo de oculatarse de su esposa, aunque se trate de una afabulación tardía a las leyendas de metamorfosis. Asimismo, las amantes de Zeus han adoptado con frecuencia formas animales: Io, en vaca; Calisto, osa;...<br><br> Zeus interviene en un gran número de leyendas: la Ilíada cuenta una conjura tramada contra él por Hera, Atenea y Posidón, que tenía por objetivo encadenarlo; en otra ocasión arroja Hefesto al vacío y lo deja cojo para siempre, como castigo por haberse puesto al lado de Hera; restableció el orden en el mundo después del robo de Prometeo, clavando a éste en el Cáucaso;... Ante la maldad de los humanos, decide enviarles el gran diluvio, del que la raza humana no conseguirá salvarse sino gracias a Deucalión.
También vemos intervenir Zeus en las querellas que surgen por doquier: entre Apolo y Heracles sobre el trípode de Delfos; entre Atenea y Posidón, que se disputaban el Ática;... Castiga también a cierto número de criminales y sacrílegos; lo vemos intervenir en los trabajos de Heracles, dándole armas contra sus enemigos o retirándolo de sus manos cuando cae herido. También se cuenta que Zeus pasó por raptar al joven Ganimedes, en Tróade, y haberlo convertido en su copero particular.



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